miércoles, 14 de julio de 2010

Baños de humo y Jazz

Cuatro paredes, un techo, un suelo, y nada más.
Aún así, de este habitáculo, que cualquiera podría juzgar de insignificante, puede aflorar la vivencia de millones de atardeceres, de miles de olas de mar, de cientos de montañas. Una hora, música de jazz de una cinta antigua, una vela, un puro, vino, mi hermano en la bañera pueden superar estos segundos a montones de años de existencia humana. No es que se de la genialidad, solo que tan caprichosa es la numinosa voluntad del arte y de lo bello, que bien pudiera darse aquí, tanto como en el despacho de una gran eminencia, o en la acera de enfrente, o en varios sitios a la vez.

La vieja cadena de música escupe ondas, que son música, que rebotan de las paredes a nosotros. Nunca será igual la música, ésta que ahora se agolpa a nuestro alrededor, muere en el preciso momento en el que la escuchamos; nosotros, al escucharla también lo hacemos, morir. ¿Por qué temer la muerte entonces si es lo único que nos inclina a la vida?

Así, como no pueden despertar los que no duermen, la muerte nos hace entrega de la exquisitez del instante, de la culminación del momento único; los segundos lánguidos, minutos perecederos horas moribundas, días que se extinguen y vidas que tiemblan y se apagan con la idéntica celeridad de una vela. Nuestros ecos se reducen a sombras chinescas en la pared, entonces la muerte es nuestra mejor aliada. A nada debemos de temer más que a la inmortalidad, tonto de Aquiles que reniega de Tánatos y sus encantos; pero ella es benévola con todos y hasta él fue conocedor de sus favores divinos.

Muera el hombre y su vida habrá sido engendro de la virtud de existir, quede con vida y se habrá creado el lastre de sus propios actos, terminando arrastrado de las repetidas existencias, e inmune al apoteósico final, del cual se quedará sin tomar parte. Al tenerlo todo, no tendrá nada.

Y la genialidad se dará siempre allí donde haya un momento que se extinga; con un hermano, con vino, un puro, una vela, una cinta antigua de jazz, un suelo, un techo, cuatro paredes.

2 comentarios:

Darka Treake dijo...

Un momento determinado, y te salen unos versos preciosos... "¿Por qué temer la muerte entonces si es lo único que nos inclina a la vida?" Si al fin y al cabo, es lo único asegurado que tenemos.

muy bueno!!

un abrazo crack!
Nos vemos en nada!
Darka.

Darka Treake dijo...

ENHORABUENA!!!!
Estoy echándole un ojo a la Fundación, y parece super interesante!!
Creo que ese sitio es para ti, y entiendo perfectamente que te admitan.
Vas a irte allí una temporada??
Tienes que contarme bien!!!
Joer, crack, que oportunidad!! aprovéchala!!!
No negaré que me das muuuuuuuuuucha envidia!!!

Ánimo, a por todas, de una forma o de otra, ibas a comenzar este camino... estamos contigo!!!
Qué ganas de verte y de que me cuentes!!!!

1abrazo!
Darka.