La vieja gitana vaticinó, sin decírselo:
— Morirá cuando beba agua mientras suene Hojas de otoño dentro de un coche.
En sus horas de conducción, durante los setenta y siete años de vida que tenía, había bebido ciento siete veces, y escuchó aquella canción unas treinta y cinco, pero que se diera el caso de que coincidieran ambas, y dentro de un coche, solo ocurrió una. Aquel día, un vehículo, sin conocer nadie las circunstancias, se metía en dirección contraria.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Joe, qué puntería...
jeje
Existirá el destino?
En realidad, qué más da... Lo que tenga que pasar, que pase, y ya veremos cómo lo encajamos, nop??
1saludo Crack!
te mandé un mail. a ver si nos vemos!
Darka.
Publicar un comentario